MARY MENA | FILOLETRAS
29 DE MAYO 2023
Recuerdo perfectamente que cuando iba en segundo grado de primaria me dieron una libreta que venía incluida en los útiles gratuitos que entrega el gobierno cada año, en la libreta venía una bellísima imagen de “la noche que nadie duerme”, en la que se mostraba un tipo de arte colorido, con figuras biomorficas y geométricas colocadas sobre el piso, siendo el aserrín la materia principal. Al ver la imagen siempre mantuve la esperanza de vivir esa experiencia huamantleca, hasta hace unos meses que tuve la oportunidad de vivirla.
Vale la pena decir que viajar a Huamantla el 14 de agosto es más que una experiencia religiosa, es una experiencia que encierra una magia colorida acompañada de flores, fruta de temporada, diamantina y cuanta cosa se les ocurra a los artesanos huamantlecos para elaborar las diversas alfombras sobre las que pasarán cientos de feligreses que acompañan a la Virgen de la Caridad durante el recorrido que inicia a las 12:00 hrs. y culmina al amanecer, al regresar a la virgen a su casa, la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad.
La magia comienza desde el primer día de agosto, porque los artesanos adornan el atrio de la Basílica con alfombras que cambian cada tres días, este atractivo continúa cuando se observa salir a los vecinos de sus hogares, con costales llenos de aserrín de colores y con gran esfuerzo, apoyados con moldes, comienzan a colocar sobre el piso figuras de aserrín, las cuales han sido acordadas con días de anticipación por todos los organizadores. Este tipo de arte puede resultar tan efímero debido a que la materia no puede resistir a tantas pisadas que marcan un recorrido lleno de fervor.
Estas alfombras tampoco pueden resistir a los infortunios presentados por el mal tiempo: la lluvia; sin embargo, los artesanos se las ingenian rápidamente para reelaborarlas en cuestión de minutos. Vale la pena esperar un año para recorrer las calles alfombradas de Huamantla.
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