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Nunca fue una fase: ¿evolución del emo?




Yael Solano Sánchez | Filoletras


And if you ever want to know what it's like to be alone

Just ask me

Tiny Moving Parts


Tal vez no lo sepas, pero durante el periodo de primigenia formación de foros de opinión en internet, por allá del nacimiento de Tumblr o Reddit, existieron aquellos que permitieron la proliferación desmedida de juicios de toda índole. Las opiniones respecto a los géneros musicales encontraron en el anonimato la oportunidad perfecta para demeritar a aquellas que, a su parecer, se formularan erróneas y menos válidas que las propias.


En el tiempo de mayor popularidad del llamado “movimiento emo” entró en el juego de estos foros un texto copipasteado (desconcertantemente popular) que de forma un tanto celosa buscaba postular como único y verdadero emo a aquel que se dio a finales de la década de los 90 en Washington DC, Estados Unidos, excluyendo a toda la escena estridente, melosa y triste del resto del país. A pesar de los distintos alcances de las composiciones tristes, se le bautizó como “emo” debido al contenido emocional y sumamente expresivo de la lírica, partiendo de un emotional hardcore, abreviado como emo-core.


Con una producción musical tan amplia y con actos tan tristes ya establecidos para finales de esa década, como Cap’n Jazz, Sunny Day Real Estate o los mismísimos mayores exponentes del prodigioso midwest American Football, resulta curioso que el susodicho texto copipasteado fungiera como una suerte de biblia de los autodenominados “trues” y que excluyera del emo a los artistas mencionados. Así, rigiéndonos por esta tajante tipificación, el nacimiento del emo-core se remontaría a 1985 con el lanzamiento del disco homónimo de la banda Rites of Spring, lo cual tampoco es una queja.


Rites Of Spring


De cualquier forma, aunque los fans lo gozemos, históricamente ninguna banda considerada “emo” ha disfrutado abiertamente de ser catalogada como tal, probablemente por esta razón: el emo, una vez establecido, se convirtió en un cuasi movimiento cultural más que en un sonido musical. Y es que precisamente  se ha considerado que dentro del amplio espectro emo se pueden incluir sonidos tan diversos como nuestros amados screamo, hardocre punk, post-hardcore o el (de alguna manera) más comercialmente amigable punk rock.


Lo interesante de tratar con algo que se volvió tan mainstream es darnos cuenta de que más allá de las necesidades expresivas tristes del emo, la música desde siempre ha sido un negocio controlado por corporaciones comerciales monstruosamente poderosas y que, en función de ello, hayan encontrado en bandas como My Chemical Romance o Paramore la fórmula perfecta para comercializar tan lucrativamente con los sentimientos de tristeza, desolación y desesperación de unos jóvenes que con un irónico desbordado júbilo estábamos dispuestos a descargar canciones de forma ilegal de internet o, si teníamos el dinero, adquirir CDs y cuanto producto tuviéramos a nuestro alcance.


My Chemical Romance


Aunque aquí amamos a MCR, llevar a estos actos a lo más alto del éxito de mercado, postulándolos como el emo de MTV y demás medios especializados, posiblemente sea una razón por la que los más trues llegamos a encontrar chocante que se asocie por completo a este movimiento de forma única y exclusiva con lo que en términos comerciales sea más productivo. Sin embargo, crecer y madurar como un verdadero emo es aceptar que no hace falta pelear por saberse true, demeritando a los sub géneros que, al final del día, están construidos a partir de la tristeza y desesperación igualmente válidas de sus compositores. Si eres lo suficientemente permisivo, y mientras te haga sufrir, el emo está en toda tristeza que acompañe a las canciones sin importar lo estridente o melódico de su composición.


Dicho todo lo anterior, hay que aclarar que el legado del verdadero emo en la actualidad está en muy buenas manos con exponentes como Joyce Manor, Modern Baseball, Mom Jeans, Tiny Moving Parts o Marietta (aunque con algunos de ellos en un triste  hiatus indefinido) por el lado angloparlante y con exponentes hispanos tan destacables como No Somos Marineros, Yo Triceratop!, Kentucky Hot o Un Viejo Arcoiris, por mencionar a algunos. El midwest, desde siempre ha sido y sigue siendo el true emo de la actualidad, pero esa es cuestión para otra columna.


Midwest Emo


Si te gusta el emo o te interesó leerme, pásate por una lista musical que he curtido abordando algunos sub géneros de la historia de la evolución del emo y varias cosas que por distintas razones han sido catalogadas como tal.



Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, necesariamente, el pensamiento de Filoletras.

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