COLUMNA DE OPINIÓN
GAFAS VIOLETAS
DANIELA MICHELLE RODRÍGUEZ GARCÍA | FILOLETRAS 12 DE MAYO
El cinco de mayo es una fecha representativa para los poblanos. Nos llena de orgullo que los ojos de todo México estén en nosotros al recordar aquel día en el que miles de poblanos, tanto civiles como del ejército, defendieron a nuestro país del ejército francés. Aquí en Puebla, celebramos ese hecho histórico con un desfile que dura un poco más de tres horas, en dónde vemos las apariciones del SEDENA, Guardia Nacional y carros alegóricos, entre otros tantos. Y si eso no es poco, también se hace una presentación de la batalla del cinco de mayo en la zona de los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
En otro contexto más crudo y actual, hay otra batalla por la que luchamos las mujeres poblanas día con día; la violencia feminicida. En la que nadie busca justicia social ni penal. Somos víctimas de una violencia que nos asesinada, nos lástima y nos hiere.
En un reportaje publicado recientemente por El Sol de Puebla, en el estado van 31 feminicidios en lo que va del año. 31 hijas, madres, esposas, hermanas, vecinas, compañeras y estudiantes menos, convirtiéndonos en un estado donde ser mujer es un peligro. Retomando el reportaje completo, nos habla de los principales municipios en donde se han localizado cuerpos de mujeres con signos de tortura, destacando Libres, Guadalupe Victoria, Eloxochitlán, Tecamachalco, San Martín Texmelucan, Chietla, Zacatlán, Cuautlancingo y en la capital del estado, entre otros. Es necesario destacar que en algunos de estos municipios, como es el caso de Texmelucan, existen otros casos de feminicidio que no son contados en esta lista, la razón radica en que entran en la lista de homicidios por "ajustes de cuentas". Como si ellas no fueran víctimas del mismo sistema que nos oprime a todas.
El reportaje destaca que la mayoría de estas 31 mujeres han sido identificadas por sus familiares dándoles una sepultura digna, otras más siguen en resguardo del Servicio Médico Forense (Semefo) porque continúan en calidad de desconocidas, lo que me lleva a pensar en que una de esas mujeres es buscada aún por su familia con la esperanza de encontrarla con vida.
La razón por la que inicié hablando de la batalla del cinco de mayo en Puebla, está en que mientras los poblanos estaban celebrando con el gobernador de Puebla, la familia de Alicia recibía la noticia de que por fin habían encontrado a su hija muerta después de que la reportaran como desaparecida. Pese a la gran cobertura que hicieron los medios del desfile, los colectivos feministas y algunos medios aliados bombardearon las redes con la información sobre el feminicidio de Alicia y señalaron a su pareja como el responsable, además de que él mismo confesó que la había matado y dio datos sobre la ubicación del cadáver. Pero si el dolor de saber el nombre de quién le arrebató la vida a Alicia, en medios se han compartido la noticia de que trató de sobornar a las autoridades para que lo dejarán libre. ¿Cuántos más fueron sobornados por una asqueroso cantidad de dinero? ¿Será acaso que el dinero vale más que la vida de una mujer? Preguntemos eso a algún juez para sacarnos de dudas.
La historia de Alicia nos toca a todas, nos hace recordar que no estamos seguras, porque hasta la persona que dice amarnos puede ser la que acabe con nuestra existencia. Y por otro lado nos lleva a preguntarnos cuál es la verdadera esperanza, para muchas ya no existe, solo es una palabra que suena muy alto pero en algunas ocasiones ya no tiene la misma fuerza en nosotras. ¿Cuál es la esperanza que tienen los familiares de desaparecidas cuándo las opciones se dividen en encontrarlas vivas o muertas? O al menos eso quiero pensar, porque duele la idea de saber que nunca las volverán a ver, lo que me remite a algo que en alguna ocasión me dijo mi madre:
Es lamentable lo que pasamos las mujeres. Lo que una como madre espera es encontrarlas con vida, pero si la fortuna no nos sonríe, es mejor encontrarlas muertas, porque así al menos la familia tiene en donde ir a llorarles, pero si nunca las vuelves a ver, ¿qué consuelo tienes?
A veces me preguntó ¿Por qué duele tanto ser mujer? Y la respuesta radica en que nos siguen desapareciendo y nos siguen asesinando, la esperanza nos está siendo arrebatada. ¿En quién debemos de confiar? Si parece que el mundo nos da la espalda. Y si hablamos de justicia, es preciso decir que para nosotras no existe, porque nuestros agresores y asesinos siguen afuera atacando a otras más.
El problema me parece tan grave que las palabras son pocas para expresar nuestra preocupación de que tenemos que caminar por las calles con miedo y regresar vivas a casa es tener un poco de suerte. Hasta el día de hoy, nos faltan 31 mujeres en Puebla, y rogamos a dios que el número no aumente.
¡Nos queremos libres, vivas y sin miedo!
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