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Ana Gabriela Sánchez Polvo

Un paraíso violeta: la temporada de jacarandas

GABRIELA SÁNCHEZ | FILOLETRAS

19 DE ABRIL 2023



Durante los meses de marzo y abril las calles de la entidad tlaxcalteca se pintan de color violeta, indicando el cambio de la estación: la llegada de la primavera. Este indicador no es otro que el árbol de jacaranda: un árbol nativo de América del sur, que fue introducido a México, aproximadamente en el siglo XX, desde entonces se aclimató al país, por lo que comenzó a utilizarse como árbol de ornato, embelleciendo a parques y avenidas, y llamando la atención de quien las observa.

La introducción de jacarandas a México se le atribuye a Tatsugoro Matsumoto, paisajista japonés, que se dedicó a diseñar jardines en Sudamérica, al llegar a México decidió permanecer en el país para ejecutar su profesión, la jardinería. A Matsumoto se le encargo plantar en la capital mexicana cerezos japoneses por orden del presidente Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), pero el paisajista decidió cambiar de árbol, porque el cerezo no se adaptó al clima de México, en su lugar escogió la jacaranda.

Los árboles de jacaranda cuenta con alrededor de 50 especies aceptadas, la mayoría de ellas pertenece a la clase de Jacaranda mimosifolia, la cual puede llegar a medir hasta 20 metros de altura con los cuidados adecuados. Las jacarandas están conformadas por sus flores color lila; sus hojas pequeñas, de tan solo medio milímetro; sus frutos marrón oscuro que contienen sus semillas, las cuales no son comestibles, porque pueden ser tóxicas y causar problemas estomacales.

Entre los usos que se les da a las jacarandas se encuentran los siguientes: es utilizada como árbol de ornato, es decir, se usa como un elemento de decoración; su madera es empleada en la carpintería par realizar acabados de interiores; con sus frutos se elaboran artesanías como collares, llaveros y pulseras. En lo que respecta a la medicina tradicional, se utilizan las hojas, la corteza o las flores para tartar problemas de la piel y gastrointestinales.

Las jacarandas han representado diversos inconvenientes pues sus abundantes flores y frutos generan un serio problema para los servicios de limpieza. Por otra parte, por su gran capacidad de adaptación al clima han desplazado a la flora nativa, imposibilitando su biodiversidad.

Como muchos otros árboles las jacarandas cuenta con datos muy particulares, algunos de ellos se muestran a continuación.

Las jacarandas crecen de manera natural en Brasil y Argentina, pero también lo hacen en zonas con clima cálido y con condiciones de humedad.

En promedio llegan a medir entre 8 y 12 metros, sin embargo, hay ejemplares vetustos que llegan a los 20 metros, un indicador de su edad son las grietas que presentan en su tronco.

Los árboles de jacarandas son muy sensibles a los climas fríos, es por ello que muchos de llegan a morir en su etapa de juventud si llega a helar.

De acuerdo con la revista Algarabía las jacarandas son empleadas para disminuir los efectos del cambio climático; un espacio con diez árboles podían absorber el CO2 emitido por 1, 405 autos que pasen por ahí.

De este modo, las jacarandas se han convertido en uno de los atractivos más vistosos de Tlaxcala, llenan de colorido a las principales calles del Centro Histórico, entre los más importantes puntos de su localización, se encuentran en las Escalinatas de los Héroes, el callejón del Vecino y la ribereña, a lado del río Zahuapan. Estos lugares han permitido a los tlaxcaltecas y a los turistas tomar cientos de fotografías, admirando la belleza del color de las flores, así como de su forma acampanada.



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