|Jorge Cabrera "Música y palabras"
El 28 de octubre de 2022 la cantante mexicana Natalia Lafourcade lanzó su noveno disco De todas las flores por Sony Music Entertainment México un álbum que oscila entre el son jarocho, el bolero, el bossa nova, folk, entre otros. Incluye la canción “Pajarito colibrí”, el 19 de abril de 2024 publicó el video clip.
Es una canción para el alma, inicia con una guitarra que me introduce en un universo, en un vacío negro y en el centro hay una jaula blanca suspendida en medio de una tormenta y adentro un árbol: el árbol de la vida, un nido donde se crea la imaginación. La voz de Lafourcade emana como manantial, llega a los odios como brisa o agua de rio. Remite a la naturaleza.
En su video de Making of Pajarito Colibrí, Natalia Lafourcade menciona que “De todas las flores es un campo de juego creativo para sus mundos […] todos llevamos un jardín interior con luz y oscuridad”. Invita a la creación y construcción de un jardín, un nido, un espacio interno que debe florecer.
El colibrí se aborda como herramienta espiritual, como un ave llena de magia que purifica el alma, que arriba a las personas para recuperar energía y recordar que tenemos un infante en nuestro ser que queda encerrado. El sonido de la guitarra se aloja en mí, permanece y me transporta a mi espacio, el arreglo del piano parece ser un pequeño trino.
El cuerpo de baile es el protagonista en lo visual. Los cuerpos crearon una danza a través del lenguaje de las manos, representando la dificultad del vuelo. En ningún momento se observan sus rostros ni se presta atención a las demás extremidades, solo los brazos, las manos y los dorsos. Con la intención de mostrar un método de comunicación para apreciar la sutileza del cuerpo y cómo se conducen a través de la voz de Natalia Lafourcade.
Escuché por primera vez la canción cinco días después de su estreno, permaneció en mí con frescura, ahora que la canción tiene videoclip enriquece la experiencia de escucharla. Se ha vuelto mi canción. La canción que me dedico. Es una canción de cuna y para el alma, son cinco minutos con 26 segundos de conectar, de volver al núcleo, al nido, de regresar a lo propio para recuperar energía. Hay algo en Natalia Lafourcade, hay algo en su música que me sucumbe, hay algo que me hace volver una y otra vez, que se afinca, vuela y regresa con frecuencias por las mañanas en un aleteo de colibrí o en una elocuente lírica.
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