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¿Nos extrañamos? Festival We Missed Ourselves



Yael Solano Sánchez | Filoletras


We’re betting on our own lives,

making up for all the time we lost.

Thursday


Cuando se argumenta aquella aseveración de que “todo tiempo pasado fue mejor”, casi siempre es tomándola como la excusa perfecta para que los juicios emitidos a partir de las subjetividades se presenten como medianamente formulados y, hasta cierto punto, justificados. Es natural que desarrollemos una gran sensibilidad y apego por el contenido mediático y las expresiones artísticas a las que estamos expuestos durante nuestros años de formación de criterio, haciendo que estos gustos permanezcan con nosotros mientras crecemos. Es en este periodo de revelaciones artísticas, por lo general la adolescencia, que nos apropiamos de un estilo musical que ineludiblemente nos remitirá con gusto a estos años, incluso cuando ya seamos adultos semi funcionales. Sin embargo, ¿es todo lo que nos recuerde a aquellos tiempos de descubrimiento identitario realmente bueno por sí mismo?


La forma en que se apela a la nostalgia ha representado en un abrumador éxito comercial para el mundo de los grandes negocios y las empresas dedicadas a la organización de eventos, tal como se ha demostrado con dos arrasadoras ediciones del Festival When We Were Young de Las Vegas, Nevada en Estados Unidos, llevando a empresas de otras latitudes a buscar replicar esta misma fórmula de reunir a bandas que formaran parte de las oleadas del hardcore y el punk rock que triunfaron en la “época emo”.


En México, durante algún tiempo se especulaba sobre la posibilidad de tener nuestro propio WWWY en territorio nacional, curtido con la participación directa de una de las figuras más populares y controversiales de aquella época: Ronnie Radke, líder de la banda Falling In Reverse. Así, para cuando se confirmó que el 5 de octubre de este año tendremos un festival musical para quienes aún nos consideramos emos, surgieron las dubitaciones acerca del cartel, pues es bien sabido por esta comunidad que Radke no ha germinado la mejor relación con otras grandes figuras del emo y hardcore, deviniendo en un festival de carácter emo pero peligrosamente selectivo.



Encabezado por Falling In Reverse, el Festival We Missed Ourselves hará retumbar el Velódromo Olímpico de la Ciudad de México con 9 actos del emo más hardcorero de la época, pero que deja con ciertas sensasiones de vacío a los aficionados más asiduos del punk rock y quienes, tal vez ingenuamente, esperábamos desesperados una nueva versión de nuestro propio Warped Tour 2024, sobre todo después de la única edición mexa de esta fiesta de la música alternativa en 2008 y del funesto intento fallido de organización masiva que se buscó en 2017. Esperar actos como los de WWWY, en un contexto tan distinto, de entrada resulta casi imposible pero ¿quién no quisiera ver un festival en México con actos así de imponentes? No cuesta nada soñar con Blink-182, Green Day y My Chemical Romance como bandas principales, Bring Me The Horizon y Dance Gavin Dance para algo más de hardcore, o The Front Bottoms y Mom Jeans para el prodigioso e infravalorado movimiento midwest.


Por otra parte, resultaría injusto negar la ilusión de quienes vestimos de negro y también disfrutamos de estos actos musicales desde la adolescencia. Bandas como Thursday o Hawthorne Heights representan una parte más underground de la música emo de principios de los 2000 que más disfrutamos. Queda claro que este festival no es para esos emos que esperábamos un WWWY, pero que en estricto sentido sí cumple en toda regla con ser un festival emo para el territorio mexicano. Después de todo, con sus propias particularidades y limitaciones, ahora también se celebran eventos como el Punk Rock Fest de la Ciudad de México y, de cualquier manera, WMOF no apuesta por ello al ni siquiera necesitarlo.


El Festival We Missed Ourselves no es el When We Were Young mexicano, como muchos internautas vaticinaban, pero sí representa un halo de esperanza y una fantasía cumplida para quienes desde nuestra adolescencia pedíamos un festival musical emo. En octubre próximo sabremos si el nicho de consumidores emo, que hoy existimos como adultos semi funcionales y con empleos lo suficientemente estables como para permitirnos pagar un boleto, logra mantener el interés comercial de los organizadores para buscar realizarlo nuevamente en años venideros. Mientras tanto, pintemos nuestras uñas, saquemos el delineador y preparemos el fleco; recuperemos el tiempo perdido y vivamos este festival. ¡Nos vemos en octubre!


Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, necesariamente, el pensamiento de Filoletras.

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